Acapulco en Puertollano

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16Diciembre 2019
Acapulco en Puertollano
No soy capaz de recordar el tiempo que hace que conozco a Rafael Gijón. A su esposa, Ana María, la tengo en la memoria desde el instituto. Íbamos al Dámaso Alonso y siempre fue una chica estupenda y una estudiante esforzada que compartió amistad conmigo hasta ahora y, espero, en los próximos doscientos años. Fama Espectáculos y la Orquesta Acapulco también forman parte de mi historia y de la de muchos festejos en Puertollano, la provincia y los alrededores de Castilla – La Mancha. Ha recorrido España derrochando bondad, arte y simpatía por todas partes.
Para mi familia y la suya somos consanguíneos. Mi propia vida está ligada a su madre querida, Aurora, y a su difunto padre con lazos irrompibles. El primer juguete importante que recuerdo y del que hay fotos en casa, es un caballo de cartón-piedra precioso, con ruedas y una  resistencia que ya no se encuentra. Era de color rojizo, con tintes del naranja al marrón y franjas negras. Me lo compró mi padre del tenderete de los cacharreros y los cuatro hermanos mayores jugamos con él hasta que Dioni se lo comió, literalmente, mordiendo las orejas de papel compactado cuando echaba los dientes.

Años después, en plena adolescencia, asistí a los primeros espectáculos de un joven artista que cantaba y contaba chistes con toda la gracia posible, mientras imitaba a los personajes de las distintas épocas del tiempo. Se hizo novio con Ana Mari y fueron padres de Rafa y de Javier, a los que considero de mi estirpe.
Los avatares de la vida han corrido parejos con una empresa que sigue haciendo deliciosas las noches de pueblos, verbenas y canales de televisión. Nunca nos ha fallado a los amigos de siempre y ha sido generoso hasta la saciedad.

Desde hace muchos años, cuando los comunicadores dejamos de recibir agendas y dietarios de empresas, entidades e instituciones diversas, mis calendarios de trabajo tienen a Fama Acapulco como patrocinadores. No puedo olvidar a estos amigos que se buscan la vida dando trabajo a tantos cantantes, orquestas y solistas, que se han hecho un hueco en las fiestas de nuestro terruño. Es por eso que quiero dedicar a Rafa, Ana María, Aurora, Rafael y Javier, en nombre de tantos artistas humildes e importantes que han surgido de nuestras propias entrañas, esta felicitación navideña que puede extenderse a cuantos aman la música y el escenario y que han hecho de su profesión nuestro entusiasmo.
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