Puertollano y su gran futuro

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Ecoembes

05Agosto 2019
Puertollano y su gran futuro
Aunque nunca he sido partidario de echar las cartas para un ser querido, las múltiples consultas de emprendedores, comerciantes y empresarios para averiguar lo que el fugaz destino ha determinado para la Ciudad de la Energía, me ha llevad, en contra de mi voluntad, a desentrañar el probable futuro de nuestro objetivo común: la Ciudad, en los próximos años. Como cualquier tarotólogo sabe, no se trata tan solo de desentrañar el significado de unas cartas que no dejan de ser mitológicas o mágicas de un ente que solo existe en nuestra inteligencia. He debido arrojar luz sobre los que lo gobiernan, los que dirigen sus proyectos económicos y humanos, sobre las fuerzas de quienes pueden ser actrices o actores en el devenir de los tiempos y muchas cosas más que tengo que callar no por secretismo, sino porque sería prolijo e ininteligible describir todo este cúmulo de avatares que, en contra de las premoniciones de los nefastos y de las seguridades que tienen quienes nada se juegan para el futuro, me dan un resultado positivo que tengo que compartir con todas mis amigas y todos mis amigos.
Mi relación con las Cartas del Destino, aunque haya mucha gente que lo ponga en duda o, directamente, no se lo crea, viene desde antes de nacer. Si tengo que exponer los muchos datos significativos que me hacen creer en estas cosas, es posible que dejen de leer este relato todas aquellas personas que, con todo el derecho, lo ponen en duda. Pero es por ello que dedico mis líneas a los que estén libres de prejuicios, a las que me piden el consejo humilde de las premoniciones y a todo el mundo dispuesto a comprender que aunque falten las ecuaciones sobre la materia oscura, la energía oscura y todo lo que es oscuro a la ciencia aceptada, puede que sea posible en las realidades múltiples que no ocultan, pero sí dificultan, la interpretación de signos que no son matemáticos… por ahora.

Cuando Cristóbal Colón demostró (a medias) que el mundo era redondo, esto ya lo sabían Protágoras, Zenón, Pitágoras, Aristarco y Ptolomeo. Este último había mandado trazar un “mapamundi” que incluía el sur de África, los contornos de América y hasta la Antártida, de la mano de su exquisito geógrafo Piri Reis. También lo sabían el Papa, Isabel La Católica y varios estudiosos de Salamanca y La Sorbonne. Lo del huevo cocido que se sostiene en pie al aplastar la cámara de aire contra el mármol o la madera de una mesa de reuniones, es únicamente una estratagema que ya habían puesto en práctica los bibliotecarios de Alejandría, Hipatía lo mostró en sus premoniciones de la elíptica y hasta Marco Polo se lo explicó al Dux Veneciano en cuanto le concedió una audiencia. Todos ellos se enfrentaban con las proposiciones aritméticas o geográficas de cuantos ya sabían en qué consistía el mundo, aunque desconocían sus dimensiones.

Este preámbulo, también quizás oscuro, me sirve para asegurar que en tiempos del futuro, no demasiado lejanos, seremos capaces de comprender lo que entendían de sus sombras quiromantes y magos, a los que se quemó en las hogueras del miedo a la verdad y se condenó en tribunales que tenían mucho más temor a la verdad que a la sabiduría. Salomón y los siete sabios de Grecia también supieron lo que de verdad ocurría, pero hace más de dos mil quinientos años, igual que hace doscientos, era peligroso decir lo que las cuentas han venido a confirmar a lo largo de los siglos.

No les pido, no os pido, que creáis en el tarot, apenas una baraja de cartas que contiene símbolos de jugadores borrachos y macarras tabernarios, por más que Jodorowsky pretenda haber desentrañado sus símbolos arcanos. Son apenas unos naipes, cruzados con el poder de un brujo que es capaz de sentir, probablemente sin saber cómo es posible esto, lo que le cuentan las cuerdas del destino y sus posibilidades sobre la persona que los ha bajarado, cortado y extendido sobre mesas cualquieras de prostíbulos cualesquiera y de barrios portuarios desatendidos por la moral y la fortuna.

Yo creo en el Tarot no por lo que significan los XXII arcanos mayores, que marcan triunfos en algunos juegos de envite de los puertos europeos pluriseculares, ni de los oros, copas, espadas y bastos, o diamantes, picas, tréboles y corazones que completan una baraja cualquiera, hoy tan de moda en páginas de apuestas y rincones oscuros de Internet. Yo creo en el Tarot por su simbología secreta, que solo es alcanzable por grandes iniciados, interpretadores, brujos y charlatanes, por desgracia, que pueblan la realidad vital o virtual en todos sus aspectos. Yo creo en el Tarot porque me ha demostrado la experiencia con múltiples personas que han venido a preguntar por sus cosas, que me hacían claros los sucesos más oscuros, y me narraban hechos que nadie hubiera podido conocer si la propia confesión de sus autores y víctimas. Yo creo en el Tarot porque me ha permitido ver, aunque no siempre con la posibilidad de cambiar el futuro, lo que el porvenir se obstina en reservar para aquella humanidad que está buscando la manera de enmendar o resolver los caminos y las calles que les conducen fuera de su propia voluntad. O que no les permiten escoger el sendero de su misma vida.

Después de este preámbulo, que es más largo que la propia lectura de las cartas de este enclave minero, puerto natural y llano entre Calatrava y Alcudia, que separa con su ermita de la Virgen de Gracia la sierra de los monjes caballeros y la de Almodóvar del Campo, que sepulta a los pies de su cuenca minera las estribaciones de la Sierra de Alcudia y, por lo tanto, las de Sierra Morena, no he podido evitar que las brújulas no se atrevan a quedarse quietas junto a la ermita, ni que tengamos que pagar dos cuencas hidrográficas (Guadiana y Guadalquivir) para poder vivir en la sociedad del agua que tan importante nos resulta. No he querido dejar de ver a las personas que se ocupan de nuestra administración política, económica y social, para entender la lectura de los arcanos mayores y menores que componen cualquier consulta. Y así me he encontrado, agradablemente, con que somos mejores de lo que parecemos, y que los mismos sujetos que se obstinan en maldecir las posibilidades de nuestro municipio, pueden llegar a ser los propios salvadores de nuestro porvenir.

Para hacer la consulta definitiva, una vez apuntadas todas las variables y decisiones que no han de provenir de los propios y propias dirigentes de nuestra comarca, porque hay que ver un conjunto de pueblos y no conformarse con las calles que vierten sus riadas en el Paseo, en las plazas o en el Norte calatraveño de las 630 y sus barrios adláteres, he utilizado el Tarot de Marsella, bellas estampas destinadas (oficialmente) a marcar las ganancias en cualquier tienda de vinateros del sur de Europa, para que me indiquen cómo y cuándo debo aconsejar a nuestras paisanas y paisanos la mejor forma de convertir el mal en bien y las decisiones erróneas en acertadas.
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La Templanza, la Papisa y la sota de Oros

Si hacemos una lectura tetramorfa, en la que cambiamos la esvástica de la suerte por la sauvástica de los enclaves de población, las primeras tres cartas, que marcan la interpretación si un consultante así lo desea, están formadas por dos arcanos mayores (la Templanza y la Papisa) y un arcano menor que no es un numeral, sino el paje áureo, o la sota de oros, en la nomenclatura tradicional.

La Templanza es una carta polivalente, pero muy positiva, porque entraña la comunicación de los polos opuestos y se hace cariñosa con quienes le preguntan qué tenemos que hacer con nuestras propias incertidumbres. Marca el Arcano Mayor XIIII, dicho así, evitando restarle un dígito al XV, que es el Diablo, tanto anuncio de suerte como de nervios y de incapacidad de superar los temores. Esto quiere decir, según yo lo interpreto, que Puertollano va a ir recuperando la confianza en su propia Fuerza, en sus propios recursos, y que se va a ir convirtiendo en el salvador o salvadora que necesita. Es también el ángel de la Guarda y el signo de Acuario, terrateniente de las dudas y las adversidades, pero también la posibilidad de superar las incapacidades.

Al lado derecho de esta carta aparece la Papisa, la Suma Sacerdotisa o la Madre Eterna. Es el Arcano Mayor II, que representa la dualidad. Es decir, en Puertollano tenemos nuestros propios amigos y enemigos luchando con fuerza para establecer las fuerzas de progreso. También es una mujer nueva, que viene a ser madre y creadora de la estabilidad y del orden. Yo la identifico con las nuevas mujeres que vienen a hacerse cargo de la responsabilidad en la población, que no están comprometidas con ningún amo, pero que están dispuestas a hacerse cargo de todas las direcciones y la sabiduría (la Papisa lee un Libro y se opone y complementa al papa, o sea, al gobierno en todas sus formas) para defender a sus hijos, aunque no sean suyos, y llevarlos a la mayoría de edad o a la supervivencia. Salen ganando todos los que la escuchen y se convierte en una muralla ante la maledicencia y la falta de optimismo ante lo que tiene que pasar.

Como Arcano Menor y representativo de la correspondencia ciudadana ante estas Fuerzas de Poder, Sabiduría y Trabajo, encontramos a la Sota de Oros, el Paje de las Monedas, que anuncia inversiones y oportunidades que hay que saber aprovechar. Es un muchacho o una muchacha. Es una persona joven o la representación de la Juventud. Y tiene muchos matices en su proyecto de vida. Yo le entiendo la idea de la mucha responsabilidad para gastar e invertir que tienen las generaciones más tempranas de la actualidad y que se pueden encontrar con ofertas que, bien entendidas y mejor gastadas, traerán la fortuna al pueblo al que tanto le deben y del que tan mal han hablado. Los pajes de oros son un enorme proyecto de futuro pero también una grandísima ansia de poder y de fortuna. Si resuelven bien estos conflictos, todo puede tener solución.
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El Emperador

La carta de resto, por no mencionar aun más una lectura larga y que puede dejar exhausta o exhausto a cualquiera, es el Emperador. Un naipe que presenta su majestad y su incoherencia ya que no está sentado ni de pie, ya que tiene el poder, pero no parece darle importancia. Ese número romano IIII viene a resolverse en dos parejas, pero no se implica hasta que las demás carátulas no se lo piden. Hay muchas personas poderosas, por lo tanto, que pueden ayudar a Puertollano pero a las que tenemos que insistirles y pedirles sin que nos falte el aliento para hacerlo. Son cómplices del futuro, pero hay que convencerles de que sigan apostando y luchando. No es siempre fácil, pero esa Papisa y sus ayudantes pueden hacerlo. No parece que carezcan de convicción y de suerte, pero tienen que estar respaldados por el resto de la baraja, o sea, las vecinas y vecinos de esta antigua ciudad minera que han de convencerse de su propia fortaleza y responsabilidad con lo que tiene que venir.

Sin reparar en la disposición de toda la baraja mántica, el resultado final es que Puertollano tiene unos esplendorosos años y siglos venideros, pero que no se puede dormir en los laureles ni dedicarse a regarlos o quemarlos en las páginas de las redes sociales.
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