Sit terra levis

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Ecoembes

10Junio 2021
Sit terra levis
A la memoria de mi amigo Carlos García Lozano, joven y mártir.
En tiempos de pandemia e inseguridad, la falta de esperanza se vuelve como una especie de sinrazón en la que caben todos los misterios y las adversidades del mundo. Mi amigo Carlos García Lozano no ha tenido más remedio que escapar hacia el infinito sin que los dioses se percaten de que era un muchacho hermoso y dispuesto para todas las maravillas. Era un fotógrafo íntegro al que el Destino Inmisericorde se le presentó de frente, para hacer realidad la proclama de que los jóvenes y bellos eran los elegidos del Infinito.

Yo soy un emblema del destino porque así lo quisieron los astros y una caterva de dioses minuciosos que no han tenido nunca que vérselas con la vida de cualquier animal de esta Tierra. Carlitos también fue un símbolo de la Madre Naturaleza, incapaz de mostrar misericordia contra los seres hermosos que han tenido la virtud de nacer entre las rocas a la deriva que son los continentes y el plasma visceral que se oculta tras la corteza terrestre. Hay individuos y especímenes a los que no les toca el destino de esta deriva continental y otras y otros a las y los que sí.

De vez en cuando la Vida nos da la oportunidad de seguir adelante, pero otras veces nos la quita y nos hace pensar en que nada es posible. Carlos, igual que Milagros, fueron dos estrellas fugaces cuyo índice lumínico fue mayor de lo que pueden soportar los siglos. Las estrellas que brillan más, tienen una vida inferior en el inmenso contar del tiempo que es el Espacio. Lo que soy no será jamás. Lo que tiene peso en el infinito se acaba antes por el simple hecho de que pesa.

Carlos, querido. Te has ido como Mila, sin esperar a explicarnos por qué. Pero mi corazón, como el de tanta gente, sigue contando latidos o pulsaciones para intentar consolarse de las veces que no podrá seguir sintiendo tu piel y tu cariño. Yo lo sentiré mientras viva, lo mismo que tu familia y todos los que te hemos querido y somos conscientes de tu vida eterna, amén.
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