Decir el verso y hacerlo creíble son las bases esenciales para representar una función de teatro clásico. Borja Rodríguez, que nació en el teatro y del teatro, que lleva la enseñanza escénica en la sangre, sabe muy bien que hay que adaptar las grandes obras del Siglo de Oro. También lo sabía Federico García Lorca en su Barraca. Por eso, la labor del director es tanto de maestro, coach y entrenador personal como de pura gestión de lo que pasa en el tablado.
Pues lo ha logrado en esta Leonarda que sabe “El arte de nadar y guardar la ropa” (otro título de la comedia) y que se sale con la suya con versos deliciosos. Que hay que ver lo que sabía Lope de la mujer. Primero porque las amó frenéticamente, porque las respetó en los textos de su teatro y porque los problemas de la vida han sido siempre los mismos y aquí también hay amenazas de muerte de los pretendientes. La mujer, viuda y rica, está obligada a casarse. Pero hay un alivio de luto que se desahoga con nocturnidad, disfraz y alevosía. Y no contemos más porque hay mucha gente que debería ir a verla en cuanto la pongan más o menos cerca.
Pues bien, todos bien: Amalia Hornero, Alfredo Noval, Rafa Núñez, Antonio Lafuente, Rubén Castelva y Sandra Canals. Pero dejadme que destaque a la Tía Julia, una Anabel Maurín que parece deslizarse en las tablas de un Corral de Comedias y entender, haciendo que se entiendan, las deliciosas palabras de Lope de Vega. Fantástica Anabel.
Pero el público infantil también pudo divertirse y entrar en la catarsis con “En el kilómetro 523”. Ana Torres Lara se transformó en Luna y escenificó recuerdos más o menos reales con una serie de cuentos basados en la concordia y el corazón puro de los niños. También es Borja Rodríguez el director y dramaturgo.
La socióloga Luisa Gallardo lo describe muy bien al definir este “Km 523, el lugar donde confluyen las historias con corazón. Y seguimos disfrutando del teatro. Otra tarde para volar con las 300 Alas Blancas de Ana Torres Lara y su Luna, que nos ha ido llevando de un país a otro a través de un hilo rojo, con la maleta llena de solidaridad y UBUNTU. Historias maravillosas, contadas con un despliegue de recursos escénicos y sensibilidad, que nos han hecho disfrutar sin edad ni tiempo".
Una defensa del amor y la cultura, de los libros y los viajes, que se pueden hacer desde el feliz confinamiento en la lectura. Puro teatro sin falsedad ni simulacro.
