Nacido de la Tierra

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Puertollano Magazine

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28Febrero 2019
Nacido de la Tierra
Domingo Ruiz Nevado comparte con SER Puertollano y PUERTOLLANO MAGAZINE, una auténtica reserva cultural sobre las tradiciones culturales y musicales de nuestro territorio.
La palabra carnaval, de origen latino, significa quitar la carne y representa la lucha entre don carnal y doña cuaresma. Tiene su origen en antiguas celebraciones paganas, que permitían toda clase de excesos.

Durante la Edad media, época de gran poder de la iglesia, se fortalece y se rearma el precepto de cuaresma,  de ayuno y de abstinencia. En el pueblo oprimido y mísero, esta fiesta representa la rebelión ante la tiranía del poder y de las normas establecidas. Subyace en esta celebración la permisibilidad de la iglesia ante los excesos  de los días que van a preceder a la cuaresma. Por tanto, la transgresión, romper  los esquemas  y dar rienda a los instintos, es la verdadera esencia del Carnaval.

El personaje esencial de nuestro carnaval fue y debería seguir siéndolo,  la máscara callejera.  A través de ella,  el pueblo expresaba su alegría y su dolor: el rico y el pobre ocultaban su condición social e identidad, dando rienda suelta a sus emociones. Las máscaras callejeras tomaban las calles, ataviadas con ropajes variopintos: colchas, cortinas, vestidos en desuso… invirtiendo los roles establecidos; hombres disfrazados de mujer y mujeres de hombres, adoptándose un aspecto estrambótico, con el fin de ridiculizar a personajes y situaciones censurables de su entorno.

La mascarita o el mascaron, utilizaba plumeros, cepillos de la ropa, paraguas, etc., para molestar a los no disfrazados con el grito de “A que no me conoces” y acercándose a personas inabordables en lo cotidiano y disfrutando de un anonimato que les  era indispensable para representar a su personaje.

Durante los años de dictadura en nuestro país, la máscara callejera, fue prohibida, pero el pueblo nunca se amedranto, ni consintió  perder esta seña de identidad tan suya. A escondidas, perseguidos y con la celebración de bailes clandestinos, se festejaba a Don Carnal. Es más, me atrevería a decir, que la etiqueta de prohibido, acrecentó el ansia de trasgredir y de romper moldes, potenciándolo y preservándolo. Es de justicia recordar a todas las personas que salvaguardaron e hicieron grande nuestro carnaval. Reconocemos a todos ellos, en la persona de nuestro ilustre Mascarón, Don José Aguilar “Josito” símbolo de esta fiesta en nuestra ciudad.

Comienza el carnaval, el Jueves Lardero (proveniente del término lardo: gordo, tocino graso), representa el pistoletazo de salida al desfogue y a la contestación del pueblo ante los rigores que se avecinan con la cercana entrada de la cuaresma. Durante el jueves lardero, el pueblo pretende escenificar su dominio ante los poderes establecidos. Se realiza el manteo del pelele: muñecos de trapo, que ridiculizaba a personajes locales y situaciones, que provocaban reconcomía entre los habitantes de la población. No podemos olvidar el trasiego de mascaras del lunes y martes del carnaval, días imprescindibles de la fiesta, en los que ya se barruntaba la llegada del Miércoles de Ceniza y del entierro de la sardina, que marcará el inevitable final de un tiempo permisivo.

Con la quema de doña sardina, se clausura el deleite de esta fiesta. En el fogueo de la sardina, entre otras muchas consideraciones antropológicas e históricas, se entremezclan elementos religiosos y paganos. Se entra ya, definitivamente en el recogimiento cuaresmal. Pero el pueblo,  sabedor de los próximos rigores litúrgicos, da un zapatazo más, celebrando el Domingo de Piñata, pretendiendo de nuevo  romper  las reglas.  Se cierra por tanto, con este día, un corto periodo donde la fantasía, la creatividad y la trasgresión han servido de desfogue.

Los enamorados de nuestras tradiciones, continuamos en el empeño: mostrarles la esencia de nuestras costumbres.. Les convoco a una próxima entrega, donde se describirán y recordaran las composiciones musicales tradicionales de nuestro carnaval autóctono, las murgas y las estudiantinas.
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