Y de nuevo hemos retomado el taller de baile manchego del Centro de Mayores II, de la Torrecilla. Tras el paréntesis de la navidad y con el afán de volver a la bendita rutina que la vida nos regala; volvemos a bailar, a reír y a sentirnos cada día más vivos: A disfrutar y a convivir. ¡Que es lo más grande! Atrás quedan los problemas, los inconvenientes y las molestias.
Nuestra bendita rutina.
Comienza la clase: lo primero es prestar atención prioritaria a las nuevas incorporaciones, l@s veteran@s pasan a un segundo plano, aunque será primordial hacerles cómplices, para que los nuevos se sientan integrados, abrigados….
Los pasos iniciales son muy sencillos. Medimos ritmos para conocer las habilidades y decidir la estrategia, así el aprendizaje les resulta más ameno y atractivo… Y metidos en jarana, tras haber realizado pasos sencillos y muy pausados, hemos conseguido el ineludible calentamiento para continuar: proseguimos con ejercicios de brazos y estiramientos. El objetivo es ocuparse de la elasticidad de torso y brazos.
A continuación y con la referida confabulación de los veteranos, los alumnos nuevos, comienzan a participar en las piezas de baile, agrupando ya pasos de estribillo y coplas. Se entremezclan, se ayudan y comienzan todos a disfrutar: ¡éste es el objetivo! Yvamos a por el famoso y dichoso “paso de estribillo”. El aprendizaje del llamado paso de vasco (que humildemente, no sabría precisar sin con v o con b, porque así se denomina en la danza clásica) es obligatorio.
Tanto en la danza culta como en la danza tradicional, en la aparente simplicidad de su ejecución, se manifiesta la calidad y el buen gusto del danzante. Es por tanto obligado que para el instructor sea prioritario que el alumno asimile conveniente este paso, que por cierto, en edades tempranas resulta complejo y en su instrucción no se debe escatimar ni tiempo ni esfuerzo.
En los mayores, sin embargo el llamado “paso de vasco”, que en el argot tradicional denominamos “valsear” (o balsear), no comporta ninguna dificultad; es tan sencillo como tararear un vals y bailar al compás. Ir suavizando el paso, cambiar de melodía (que no de ritmo) a nuestra jota y objetivo conseguido.
…Y por último, a tocar las castañuelas.
¿Por qué será que los toques y ejercicios de castañuelas logran aquietar a los más pequeños?
Pues, porque a través del ensayo y de la repetición de los toques se logra un gran nivel de concentración y relajación. La combinación de tiempo, ritmo y coordinación de lateralidades, consiguen serenar, reducir el estrés y la ansiedad. Pues todo esto nos espera durante el curso.
Lo dicho a disfrutar tod@s, yo el primero. Si ustedes gustan, les esperamos.
