Difuntos

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Ecoembes

03Noviembre 2019
Difuntos
El día grande de los últimos hermanos Fossores de la Misericordia, una orden religiosa dedicada a cuidar los cementerios y orar por los muertos, es el de los Difuntos, una jornada que sobrevive a medio camino entre las tradiciones y una nueva cultura asociada a las nuevas tecnologías o a tendencias como el ecologismo.
La idea de esta orden, que establece sus conventos en las proximidades de los camposantos o en su interior, fue de Fray José María de Jesús Crucificado, que quedó fascinado por la lectura del Libro de Tobías en el Antiguo Testamento, donde se narra la vida de Tobit, que enterraba por las noches a los muertos abandonados en contra de la voluntad de su rey.

Llegaron a tener siete comunidades repartidas por todo el territorio nacional pero ahora sólo quedan once lugartenientes.
 
Mientras esos monjes velan por tradiciones ancestrales, una nueva cultura, la del "ecofuneral", avanza tímidamente en España. Urnas biodegradables de sal, arena o gelatina, coches fúnebres eléctricos o ataúdes biodegradables son las últimas incorporaciones del sector funerario.

No obstante, las empresas funerarias se han apuntado a la ecología y comercializan ya urnas biodegradables, que no usan resinas o elementos químicos y están elaboradas con sal o gelatina -que se deshacen en el agua- y tierra, que incluye además una semilla que crece cuando se entierra.

El primer coche ecológico fúnebre, de llamativo color verde, circula desde junio por Alcoy (Alicante), "con un ahorro de emisiones a la atmósfera que no tiene parangón con un coche tradicional. La sepultura sigue siendo la opción mayoritaria de los españoles.
 
La tradición de acudir al cementerio para colocar flores en la lápida del fallecido se remonta al principio de los tiempos. Estos perfiles fúnebres, a los que sólo pueden acceder los parientes y amigos del difunto, pidiendo el eterno albergue para este memorial póstumo.
 
Encender una o varias velas, prender lamparillas (mariposas) en un baño de aceite, manteca o cualquier otro combustible “ad hoc”, son ritos milenarios que nos comunican, como a cualquier cultura animista y reverenciadora, en la sucesión de quienes nos han precedido y adornan, con miles de colores y cariño, el mundo subterráneo, imperecedero, que trata de sacar del Hades a todas aquellas personas que, después de haberse ido, siguen importándonos.
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